lunes, 12 de enero de 2015

Buscamos a 43 como Yo

Experiencia del taller realizado con estudiantes de tercero a sexto de primaria y secundaria del Colegio Pedregal de San Gaspar en Jiutepec, Morelos.

“Buscamos a 43 como yo”


El pasado 30 de octubre se llevó a cabo el taller “Buscamos a 43 como yo” dirigido a estudiantes de nivel primaria y secundaría del colegio Pedregal de San Gaspar en Jiutepec, Morelos. 

Los grupos fueron divididos durante las dos primeras horas de clase: tercero y cuarto de primaria estuvieron a cargo de las maestras Margiee Lagunas Rodríguez y María del Carmen Urbina Orendain, mientras que quinto, sexto y secundaría estuvieron juntos durante el proceso a cargo de las maestras Mónica González Hernández, Mayra Verónica Medina Gallardo, Mariana Aguilera Calderón, María de la Gracia Saloma Guerrero, Sílfide Arguello Hernández y José Eduardo González Rivera. 

El taller fue diseñado para informar a las y los estudiantes de PSG y le dieran el significado a la ofrenda que se les puso a 43 seres humanos, es impensable entender como los medios de comunicación han logrado enajenar a jóvenes sobre los sucesos de violencia que ocurren en nuestro país, pero aún más inconcebible saber que a muchas personas no les importan los actos represivos que el Estado tiene contra sus ciudadanos, su educación y sus jóvenes. 

No son protestas de mentiras, no son protestas de enojo, protestamos por la indignación y dolor que causa la violencia y criminalización hacia la libertad de expresión, duele ver que las clases sociales siguen poniendo brechas en los derechos humanos, en la verdad y en la educación. Vimos a un secretario de gobierno atender la petición de estudiantes urbanos en su mayoría de clase media y alta, ¿Cuándo veremos a un secretario de gobierno llegar a las fosas de los desaparecidos? Escuchar a las familias, ponerse en los zapatos del otro.

Este es el mensaje que deseábamos transmitir a estos niños, que sean ellos quienes reflexionaran y se apropiaran de lo que otras personas sentían en ese momento.

Las reacciones de cada niño y niña fueron distintos al momento de cerrar los ojos y visualizar las experiencias, ¿qué pasaría si un día tú desaparecieras? ¿Qué haría tu familia? ¿Qué crees que pasaría si en una tarde de regreso a casa tu madre, padre, hermano, hermana ya no estuvieran? ¿Lo dejarías? ¿Qué sentimientos tendrías al saber que alguno de tus compañeros haya desaparecido y no supieras nada de él o ella? 
Nos quedamos calladas cuando en el aula el ambiente cambio repentinamente, se respiro un aire de reflexión, hubo quienes lloraron al estar escuchando las preguntas, fue ahí donde el alumnado comenzó a sentir el dolor de las familias que desesperadamente buscan a sus hijos. Al abrir los ojos se vieron unos a los otros se dieron cuenta que no fueron los únicos que habían transmitido ese sentimiento, hubo abrazos, otros se tomaron de la mano y sólo uno sonrío. Respiraron reflexionaron sobre lo que habían sentido fue ahí donde ellos tomaron la palabra.
“Es injusto que en este pinche país no se respeten los derechos, se me hace una basofia y me enoja la situación” Balthier tercero de secundaría 14 años.
El salón quedó en silencio por un momento mientras se observaban los unos a los otros.
“No se me hace justo que desaparecieran a los estudiantes, me pone triste” Ximena 9 años quinto de primaria.
Fue ahí donde hubo reacciones de afirmación en verdad ponía tristes a varios saber que en cualquier momento pueden ser sus seres queridos.
“Yo creo que hay que defender nuestros derechos, no hay que dejarnos callados porque no es bueno” Diego 9 años quinto de primaria.
Guardaron respeto al escuchar las opiniones de sus compañeros, cada uno comenzó a levantar su mirada y mostrar su rostro.

La maestre Sílfide se acercó al centro del circulo que formaban los estudiantes, se sentó en el piso y dijo, -voy a pedir que escuchen con mucha atención lo que les voy a leer, quiero que visualicen cada palabra de lo que aquí escucharán- La carta a un normalista de Ayotzinapa. 

No hubo más que escuchar el silencio y preguntar ¿por qué te callas? Nadie contestó y solo se miraban las manos. Para poder seguir les compartimos el video performance de estudiantes en el estado de Sonora, sus reacciones durante el video fueron de asombro, al escuchar por última vez la voz de quienes ya no podían hablar.

El grupo quedo sorprendido de la acción que estaban haciendo otras personas, fue ahí donde los comentarios cambiaron a un “hagamos algo” esta fue la oportunidad que dieron para hacer verdaderamente algo. 
Pasamos hojas en las que venía impresa una canción, sin más explicación se les pidió que la leyeran en silencio, una vez terminada la lectura individual se compartió el video “Un Derecho de Nacimiento” de Natalia Lafourcade, poco a poco comenzaron a escucharse la voces de algunas personas siguiendo la letra, al final del primer coro la mitad del grupo ya estaban cantando, Neftalí un estudiante de primero de secundaría con síndrome de down comenzó a bailar y reír al escuchar el canto de sus compañeros y compañeras, las maestras nos miramos más de una vez y entendimos que esa era su acción para transmitir el apoyo a las 43 familias, a los 43 estudiantes, a los 43 seres humanos. No fue suficiente cantar una vez, el alumnado verdaderamente se apropio de la canción y pidió cantarla más veces hasta poder hacerlo mejor.

Las reacciones que ocurrieron fueron similares en tercero y cuarto de primaria, las maestras encargadas compartieron lo siguiente:
“Fue una experiencia bonita y al mismo tiempo fuerte en emociones, ya que se movieron sentimientos en nosotras como responsables de este taller. Por momentos nos sentíamos impotentes por este hecho, por otro lado nos sentimos alegres al ver el movimiento que han hecho otros jóvenes en diferentes partes del país.

Cuando se leyó la carta hubo un momento en el que las emociones se desbordaron, comencé a llorar (describe Margiee) por lo que Carmen continuó leyendo. El grupo estaba conmovido también “Fueron niños de 3° y 4° de primaria”. Notamos que la gran mayoría estaba conmovida, hubo otros que pedían justicia mediante la violencia y otro que parecían no importarles ya se les veía distraídos, jugando y les costaba trabajo expresar respeto.
 
En general tardamos un poco en estabilizar nuestras emociones que poco a poco se fueron normalizando al hacer los dibujos y escuchar la canción, los estudiantes pedían que se repitiera una y otra vez porque querían aprendérsela”.

“Me sentí frustrada porque algunos no captaban la idea, no era la indignación que nosotras teníamos, ya cuando comenzamos a cantar comenzaron a reflejar su interés, ¿porqué a secundaría les costó el trabajo, será porque hubo nudos en la garganta?” María maestra de matemáticas

“Fue conmovedor que de principio a fin los chavos y chavas permanecieron atentos a las indicaciones, de hecho hubo participación no tanto como me hubiera gustado pero el taller logró la sensibilización y concientización del alumnado, porque incluso más allá del taller se escuchaba por los pasillos hablar de Ayotzinapa.

Me hizo sentir conmovida incluso tuve ganas de llorar cuando se nos pidió que nos pusiéramos en el lugar del otro y se nos ejemplificó que sentiríamos si algún miembro de nuestra familia no estuviera, me puse a pensar en mi esposo, mamá lo que sentiría si ellos no llegaran a casa, pero también que sentirían ellos si yo no regresara, creo que me auto controlé porque comencé a ver algunos chicos al punto del llanto”.
Sílfide maestra de español

Al terminar el taller escribieron mensajes de apoyo a los 43 desaparecidos, estos son algunos de ellos como se ven en las imágenes a continuación.








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